martes, 4 de mayo de 2010


LA SOLEDAD DE LAS LUCIÉRNAGAS

Cuando ese sol cansado
pinta de rojo y luz la última nube,
cerrándole los ojos a las horas
y llega el frío gris sin tus palabras,
como zarza que ata
entre su calcinado corazón
a fuego y viento,
mi silencio se oscurece y se quiebra
bajo el peso sin voz de los recuerdos
buscando ya sin rumbo algún camino
en el viejo cajón de la memoria,
esta noche sin ti,
mirando la cercana soledad
de una luciérnaga.

Eusebio Ruiz



1 comentario:

  1. Qué romántico, Eusebil! Esa luz que llega a su hora final, el silencio que impone, los sentimientos que ilumina....a la luz de la querida luciérnaga.
    Me encanta.
    Un beso

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